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Sano y fuerte

Crecemos oyendo que comer sopa y verduras “te harán crecer, sano y fuerte”. Es el rigor mortis de nuestra inocencia. Colecciono caldos a destajo, desde concentrados hasta esos que incluyen letras. Pero, ¡Spoiler Alert! Ningún caldo te prepara para los golpes de la vida. No, tampoco esos que se hacen tan fácilmente al microondas. De hecho, hace poco se sabe que ciertos vegetales pueden causar daño al DNA. Supongo que ocurre como con la gente, nunca lo ves venir.


Lo cierto es que de alguna forma las sopas, verduras y genéricos nos vinculan directamente con un sentimiento: Protección. Da igual cuantos dígitos tengamos encima, un olor a caldo es un billete de vuelta abierta a casa, a la familia, a los domingos después de misa, a la cesta de pan en la mesa. Ese sitio donde ninguno de los ecos que atormentan, pueden oírse.


Y ciertamente, esos recuerdos a los que regresamos y la gente a la que van vinculados, es lo que realmente te hace crecer, sano y fuerte. Es injusto adjudicar a una sopa, un mérito que es plenamente terrenal (última vez que lo digo). Todos de alguna forma, nos volvemos en cierto modo consecuencia en otra persona, desde una simple anécdota, un olor, o hasta algo que te marca para siempre. Nos encanta eso de ser escritores amateurs, dejar frases en quienes nos rodeamos y permitir que el resto haga lo propio en nuestra historia.


No es que yo pretenda ser alfabeto de alguien, desde luego es demasiada responsabilidad y algo un tanto tóxico. Si estas leyendo esto, y de alguna forma me añades a tu historia, créeme que no quiero que dejes a un lado las sopas (excepto, si eres como yo un “sopa-lérgico”), solo espero que pienses muy bien que oración quieres añadir a la vida de otros, y más importante, lo que permites que otras personas escriban en ti. Recuerda que, llegado el momento, serás punto de retorno. Sí, hay que ser permisivo, pero no tonto en esto del tráfico de caracteres. Como todo, habrá párrafos más duros que otros, interlineados no tan sencillos, y sobre todo hay que ser cauteloso al decidir cuándo usar puntos suspensivos y cuando te debes a ti mismo, un punto y final. Eso sí, usa todas tus letras, arriesga, vuelve verso algo si su prosa te aburre, y asume la responsabilidad de tus escritos, porque tiene un efecto bilateral, escribir en alguien es dejar partir algo de nosotros en él, y abrir espacio para que otros escriban nuevos renglones en nosotros.


Dicen que la sopa te hace crecer sano y fuerte. Admito que al final lleva algo de razón, porque quien te lo dice esas cosas, es en definitiva en quien te ayuda a crecer.


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